La casa de las hormigas

Un joven artista se muda a una casa rural, donde unos inesperados inquilinos le esperan. Un relato de terror.

(RELATO CORTO)

2/20/20241 min read

Vicente llegó a su nueva casa cargando todos sus sueños y recuerdos en unas pocas cajas de cartón. La emoción lo invadía, por fin había conseguido adquirir su tan ansiada casa de campo: propia, íntima, donde poder dedicarse a su arte sin interrupciones.

Luego de instalarse, comenzó a pintar el primer cuadro en su nuevo estudio. Frente al amplio ventanal, quiso retratar el paisaje antes de la puesta de sol.

Los verdes, amarillos y celestes dominaban el lienzo, entremezclándose. De pronto, algo que estaba fuera de lugar tomó por sorpresa a Vicente: un pequeño punto marrón en lo que debería ser un cielo claro y nuboso.

Lo examinó de cerca. No había dudas, era una hormiga muerta. Examinó su paleta de pinturas, y las vio. Había varias pequeñas hormigas rondando. Intentó acabar con todas ellas, pero seguían llegando más.

Les siguió el rastro hasta una grieta en el suelo de madera. Buscó entre sus cosas alguna herramienta y halló una palanca. Tiró con fuerza hasta levantar el tablón, y su curiosidad mutó en pánico al observar la descomunal cantidad de hormigas que iban, venían, unas encima de otras, otras encima de unas.

Dio unos pasos hacia atrás. Cada vez salían más y más hormigas. Algunas treparon a su lienzo, otras se recubrían el pincel. Unas muy grandes trepaban a la silla. Con nervios y armado con su palanca, fue removiendo entre las hormigas del suelo hasta topar con algo duro. Fue por un balde de agua y lo arrojó para que las hormigas se dispersasen.

Entonces lo reconoció por el característico bigote y las gruesas gafas: era el cadáver del que había sido el dueño anterior.