El libro de Belfegor
Un joven desesperado acude a un libro prohibido. Un relato sobre la desesperación humana.
(RELATO CORTO)
2/6/20242 min read


«Vamos, espero que estés por aquí cerca…», pensó Lorenzo deslizando sus dedos entre los tomos de los libros, buscando aquel libro oculto del que había escuchado. Un pequeño corte en la yema lo sobresaltó. Ahí estaba: unos esquineros metálicos envejecidos y agrietados pertenecientes a un grueso libro forrado en cuero, sin ningún título en el lomo.
Extrajo el ejemplar con cuidado. «¡Este es!». Lo condujo con cuidado a una mesa de lectura y, al sentarse, la silla chirrió. Lo abrió con delicadeza y expectación, y al hojearlo el contenido lo decepcionó: Sólo símbolos aparentemente sin sentido ni coherencia, sin palabras ni nada que pudiera leer o interpretar. Pasó varios minutos intentando descifrarlo y casi se rindió.
Entonces, notó cómo aquellos símbolos se iluminaban con un resplandor rojizo, y todo su alrededor se iluminó de este color. En las paredes, estanterías y libros comenzaron a aparecer aquellos símbolos, brillantes y sanguinolentos.
Una figura se materializó frente a él. Vestía de negro y su piel era blanca como el papel. Su cara parecía una máscara y sus manos eran las de un anciano.
—¿Eres tú quien me despertó? —preguntó escrutando a Lorenzo de pies a cabeza— , ¿qué quieres de mi?
—Eres Belfegor, el demonio del conocimiento… ¿cierto? —replicó mientras el espectro asentía, paseándose alrededor con las manos en la espalda—. Solo tú puedes responder a mis preguntas.
—Sólo contestaré a una de ellas, como agradecimiento por permitirme entrar a este plano.
—Quiero saber qué hay más allá de la muerte —exigió Lorenzo, decidido—, y quiero saber si volveré a ver a mi amada. Falleció hace algunos meses, y no quiero faltar al juramento de amor eterno que le hice.
Belfegor fingió conmoverse y se acercó a él, colocando esas esqueléticas manos en sus hombros y mirándolo fijamente, con ojos encendidos.
—Lo averiguarás por ti mismo.
Tras un destello rojo, Lorenzo cayó inerte. No podríamos decir que fue para mal, ya que se encontró con su esposa para así compartir la eternidad con ella, aunque fuera en el infierno. Belfegor, por otro lado, se adueñó del cuerpo de Lorenzo para recorrer el mundo, y llevar a cabo los macabros experimentos que no podía ejecutar desde el otro plano.