Campo minado

Unos niños exploran un campo desierto, sin medir el peligro. Un relato inspirado en una anécdota propia real.

(RELATO CORTO)

2/19/20241 min read

Éramos pequeños, y salía con mi mejor amigo y mi hermanita a correr y explorar el desierto que se hallaba tras el monte. Llegó a nosotros el rumor de un campo maldito, que mataba a todo aquel que lo pisara. Se rumoreaba que la arena los tragaba, que desaparecían, o que eran trasladados a una dimensión alterna.

Estábamos en edad de querer probar nuestra valentía, o nuestra estupidez. Cruzamos el monte y llegamos a una valla de alambre oxidado, tragamos saliba y la atravesamos, cansados pero decididos.

Encontramos nuestro objetivo: un enorme cartel que nos daba la espalda. Si conseguíamos llegar a él y escribir nuestros nombres, podríamos demostrar nuestra hazaña ante todos nuestros amigos.

Corrimos por el arenal hasta llegar al letrero, que se nos hizo más lejano de lo que se parecía. Al llegar, escribimos nuestros nombres en el poste, y dimos una vuelta para apreciar nuestra hazaña desde todos los ángulos. Al leer lo que citaba, nuestros cuerpos se congelaron, y estuve a punto de orinarme encima.

“PELIGRO. CAMPO MINADO.”

Cruzamos miradas y mi amigo empezó a correr. Alcancé a detenerlo tomándolo por la muñeca. Regresamos muy despacio, pisando en nuestras huellas previas, confiando en que era una ruta segura.

Ya en el pueblo, nadie nos creyó que hubiéramos conseguido llegar hasta ahí, aunque nadie más se atrevió a cruzar después de lo que contamos.

No fue hasta hace poco que me enteré que el dueño anterior de ese terreno tuvo la idea de colocar esos falsos letreros para disuadir a los invasores de entrar en él.