Al volver de viaje

Un hombre vuelve a casa, y un olor nauseabundo saltará todas las alarmas. Un breve relato de terror.

(RELATO CORTO)

3/25/20241 min read

Vuelvo a casa exhausto por el corto e inesperado viaje. El fallecimiento de mi tía interrumpió mis planes para este fin de semana, y después de un par de días al fin regreso a terminar lo que empecé.

El sol brilla en lo alto y unos perros callejeros rodean la cabaña. Los ahuyento con piedras y creo que una dio en el blanco.

Abro la puerta y me quedo de pie en el umbral, expectante. Percibo un olor intenso, a podredumbre, ocupando cada rincón de la casa.

Al abrir la nevera compruebo lo que me temía: La energía eléctrica se ha cortado. Lo sé porque siempre que viajo, dejo una moneda sobre un cubo de hielo. Esta vez, la moneda está debajo del cubo, con una fina capa de hielo apenas formándose. Varios de los alimentos se echaron a perder, pero no es de ellos de donde proviene el hedor. Sé muy bien de dónde es.

Me apresuro a bajar al sótano, y llego al viejo congelador que emite su característico zumbido, como si se quejara por obligarlo a funcionar a pesar de estar en edad de jubilarse. El olor es mucho más intenso.

Recuerdo la primera vez que estuve en una situación similar, hace varios años, cuando era apenas un novato. Ahora tomo precauciones para evitar el olor. En aquella ocasión, el olor alertó a los vecinos, y tuve que deshacerme de todo con prisas. Qué desperdicio.

Ahora abro el congelador, y compruebo que la carne se ha echado a perder. Los brazos, piernas, el tronco, y el rostro que me devuelve la mirada con ojos de nácar. Flotan en sangre con unos pequeños bloques de hielo alrededor. Parece como si el fin del mundo hubiera caído sobre la Antártida, y revelara el cuerpo de un gigante de otros tiempos emergiendo de las profundidades.

Tendré que volver a deshacerme del cuerpo. Qué desperdicio.